2 DE OCTUBRE - BLOQUE 8

Pero a partir del Viernes 19 ya no había excusas para ponerse en contacto conmigo porque el nuevo Equipo Directivo había recibido, por parte de la Concejala de Cultura, y a instancias mías, mi teléfono fijo y mi correo electrónico. Pasa el Viernes 19. Sábado 20. Domingo 21. Y llegamos al Lunes 22. [Creo necesario puntualizar todos estos datos referentes a días concretos y horas exactas porque resultan bastante significativos.] Al mediodía recibo una llamada desde la Escuela de Música (en ese momento yo no estaba en casa) en la que se me comunicaba que debía pasar esa misma tarde a dejar la llave del despacho y la de los armarios. Así mismo recibo un correo electrónico a las 15:25 en el que dice textualmente: “Pasa esta tarde por la escuela para dejarme las llaves del despacho de dirección y de los armarios.” A las 16:55 yo mando precisamente este otro mensaje: “No estoy seguro si me va a dar tiempo pasar esta tarde por la Escuela de Música. De todos modos, no te preocupes, porque espero que nos veamos durante esta semana. Si acaso no coincidiera contigo, te las dejaría en el Cajetín.” En vez de llamarme para asuntos relacionados con mis alumnos de Saxofón, que era lo que yo estaba esperando después de haber hablado con la Concejala de Cultura el Viernes anterior, me llama para que entregue la llave del despacho y la de los armarios, lo cual me resulta un poco curioso porque lo de las llaves en ese momento era lo de menos, porque para entrar en el Despacho ya no la necesitaban. Ya se habían agenciado una llave sin contar conmigo. De todos modos, si tanto interés tenía en las llaves podía esperar al menos a que yo me pasara por la Escuela aprovechando que tuviera que ir por un motivo mucho más importante, como por ejemplo, cuando tuviera que reunirme con mis alumnos o para hablar conmigo – todavía no sé de qué, pero me lo figuro - Y con más motivo, cuando al parecer había convocada una reunión con mis alumnos de Saxofón al día siguiente, el Martes 23, de la cual no llegué a enterarme hasta el Jueves 25. El Miércoles 24, me envían unos documentos con este mensaje: “Te envío los alumnos que tienes. Necesito que hoy mismo me envíes tus horarios. Para ello, te envío también el cuadro de horarios de solfeo para que no coincidan con clases de solfeo, coro o banda. Llámame para saber que lo has enviado para poder ponerlo en el tablón de anuncios.” Esa misma tarde le envío, a su vez, otro documento que decía lo siguiente: “Normalmente suelo tener una reunión con los alumnos para poner los horarios. Dime qué días hay más aulas disponibles por si acaso los días que tuviera que ir estuvieran ocupadas las aulas. Con los alumnos que tengo, tendré que ir seguramente 2 tardes. No obstante, echo de menos 4 alumnos que estuvieron matriculados el curso pasado. Son los siguientes:

- ROSARIO LÓPEZ ABRIL (2º CURSO)

- Mª DOLORES FERNÁNDEZ RUIZ (3º CURSO)

- Mª DEL MAR CABALLERO HERNÁNDEZ (3º CURSO)

- Mª CARMEN FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ (3º CURSO)

No puedo llamarte porque no tengo tu teléfono a mano. De todos modos, cuando me digas qué días podría ir a la escuela, yo me pongo en contacto con los alumnos y los cito personalmente para establecer los horarios, que luego te pasaré a ti.”

Al parecer este documento no llegó debidamente porque el Jueves 25 recibo otro mensaje diciendo lo siguiente: “Gracias por enviar tus horarios. No tengo el Windows Vista, por lo tanto no puedo abrir el documento que me has enviado, así que necesito que me escribas en el correo para poder verlo.” Como ya no me dio tiempo ese mismo día, lo envié al día siguiente (Viernes 26). Pero el Jueves 25 recibo también la llamada de unos padres para preguntarme por qué no había ido a la reunión de mis alumnos de Saxofón, que se había celebrado el Martes 23. Me informaron, además, que también había ido otro Profesor de Saxofón. Y alguien les había comentado que estaban “muy extrañados porque yo no había acudido a la reunión. Que era muy raro el hecho de que no me haya presentado a dicha reunión. Quizá porque yo ya había decidido de no continuar en la Escuela de Música. Que a lo mejor ya no iba a seguir. Pero como se había contratado a otro profesor, pues tampoco había ningún problema...” Pueden imaginarse mi sorpresa al oír todo esto. ¡Claro que resultaba raro el hecho de que yo no fuera a la reunión! ¿Cómo iba a ir a esa reunión si ni siquiera se me había informado de que había una reunión? ¿Cómo iba a ir a una reunión de la que no sabía nada en absoluto? Que esperaban, ¿que yo lo adivinara o que me enterara por telepatía? Es verdad que el Lunes 22 por la mañana, como muchos otros días, había estado en la Escuela para ordenar un poco los armarios. Incluso el Martes 23 descubrí que ya tenían las llaves de los armarios. (Sería que no se fiaban de mí con la información que di el día anterior) Pero aunque yo hubiera mirado el Tablón de Anuncios, cosa que no hice, y me hubiera enterado por mí mismo de si tenía o no tenía reunión, no es razón suficiente como para que no se me avisara debidamente. Además, el mismo Jueves 25 recibo la llamada de unos padres que me pidieron que estuviera presente en una reunión informativa que se iba a desarrollar con padres de la Escuela de Música en el instituto, cosa que yo también ignoraba, para que entre otras cuestiones pudiera dar mi versión de los hechos porque habían oído muchas cosas en las últimas semanas y querían saber la verdad. (Espero que todo lo que he expuesto en este documento pueda servir un poco para esclarecer todo este asunto porque en aquel momento tampoco había mucho tiempo que digamos) Y todavía después de esa reunión me dicen que era responsabilidad de la Concejala, que ella tenía que haberme advertido de que iba a haber otro Profesor de Saxofón… ¿Qué se puede pensar después de todo esto? Que han estado jugando conmigo. Si ya me habían advertido que algunos profesores estaban tramando echarme de la escuela, realmente lo estaban poniendo en práctica. Pero lo estaban haciendo de una manera sutil, para que no se notara demasiado. “Vamos a ver si él mismo acaba por irse.” Se me garantizaba que iba a formar parte del Equipo Directivo pero se me oculta casi toda la información. Lo que habíamos hablado a final de Junio no concuerda para nada con la información que me llega a través de los profesores, padres y alumnos durante el verano. Información para unos, rumores para otros, pero todos ellos confirmados en Septiembre. Solamente faltaría que todavía me dijeran: “Es que durante este verano no hemos podido localizarte.” No será más bien que nunca había habido una preocupación real para localizarme. Y en definitiva, ¿no es para creer que todo lo que se había dicho a final de curso era verdad?