ESCUELA SE ESCRIBE SIN H - BLOQUE 6

Otro capítulo interesante para poder entender la situación actual está relacionado con la creación de la Banda. Sobre esto se han dicho muchísimas cosas que no son ciertas. Y es que la gente suele simplificar tanto (muchas veces para su propia conveniencia) que pueden llegar a tergiversar lo que realmente sucedió. Simplificando yo también, pero matizando posteriormente, diría que lo difícil no fue crearla. Lo difícil fue aguantar a que no te la hicieran añicos. Ayudar estuvo muy bien, pero chantajear no lo estuvo tanto. Y el chip que había que cambiar eran los malos vicios, las malas costumbres y las malísimas actitudes que imperaban entonces en los ensayos, para que pudieran integrarse en un futuro próximo la primera generación de jóvenes alumnos que se estaban formando en la Escuela de Música. Y no otra cosa. Decir simplemente, que Jose no quería que los alumnos que se estaban formando en la Escuela de Música no entraran en Los Pekes, es decir una verdad a medias. Lo que no quería era que esos jóvenes, algunos de ellos eran todavía niños, entraran en unas condiciones donde se fumaba y se bebía alcohol, sin ningún reparo. Y donde los ensayos eran, para no entrar ahora en detalles: TODO, menos ensayos. Ya sabemos que las charangas presumen de tener un ambiente más distendido que el de las Bandas, pero una cosa es un ambiente distendido y otra es un ambiente “sin sentido”. Y lo que pedí simplemente fue un cambio en esa dirección. En aquel tiempo dirigía también Los Curros. El repertorio que se tocaba era prácticamente el mismo. ¿Por qué entonces no podíamos ensayar juntos (creo recordar que propuse solamente uno de los dos ensayos semanales) manteniendo cada uno su independencia en las actuaciones? Quizá estaban preocupados de perder cada grupo su identidad. Al igual que cuando se creó la Banda de la Escuela, quizá también estaban preocupados porque podía afectarles de alguna manera negativa. En aquel tiempo lo que quería intentar era aunar los esfuerzos de las dos charangas y hacer que las normas de los ensayos no fueran tan dispares a las normas de la nueva Banda de la Escuela de Música que se pretendía crear. [¿No se supone que somos todos (charangas y bandas) iguales? ¿O es que algunas veces nos conviene ser todos iguales para unas cosas y otras veces nos conviene ser todos distintos para otras?] ¿Cuántas veces hemos tenido que ir músicos de los Pekes a tocar con los Curros, para reforzar y para paliar la falta de músicos? O a la inversa. A partir de aquel momento, muchos de esos problemas hubieran desaparecido debido a la cantidad de músicos que estaban surgiendo. Antes, incluso, de crearse la Banda de la Escuela, ya se hicieron bastantes intentos por parte de otras personas (es decir, que la iniciativa no era solamente mía) para crear una Banda de Música a partir de Los Curros y de Los Pekes. Por supuesto, ninguno de esos intentos fructificó. Habría que preguntarse el porqué. Pero no es necesario ser adivino. La respuesta viene dada implícitamente en las líneas siguientes. Cuando se comprobó que eso era algo imposible de lograr, surgió la posibilidad de crear una Banda de Música a partir de los alumnos que se iban formando en la Escuela de Música. Cuando se creó esta Banda, se dio la oportunidad para que se integrasen todos los músicos de Bullas que quisieran participar. Unos lo hicieron y otros no. Con total libertad. Pero sin ninguna condición. Y eso lo sabían absolutamente todos. Pero muchos (que no todos) de los integrantes de Los Pekes aprovecharon esta oportunidad de colaborar con la Banda para luego “exigir” la colaboración de los músicos de la Banda. Y claro, ahí se rompió todo. Que yo estuviera equivocado o no en mi iniciativa, es otra cuestión. Pero esa era mi iniciativa y no otra, como se pretende afirmar. A partir de ahí hicieron todo lo posible, para llevarse músicos de la Banda. Muchos se fueron porque no estaban a gusto conmigo. Pero otros muchos se fueron influidos por las mismas charangas, que iban minando siempre que podían el terreno (casi siempre de una manera sutil, que apenas podía apreciarse), comiéndoles el coco siempre que podían e iban haciendo todo lo posible para que el malo de la película casi siempre fuera yo. A mí me han llegado a decir a la cara, con un tono de desprecio, cosas como: “No te quitamos más músicos porque estás TÚ de director”, dando a entender que si yo no estuviera todavía quitarían muchos más. Cuando dicen que yo quería convencer a la gente de que lo mejor era que existiera solo la Banda y lo demás no, están totalmente equivocados. ¿No será más bien al revés? ¿Que lo mejor para algunos era que no existiera la Banda de Música porque “ya habían dos montadas”? Porque en aquella época había muchas personas que vieron con mucho recelo la creación de una Banda de Música. Y no es de extrañar que hicieran todo lo posible para que nadie “les hiciera sombra”. En un ambiente donde te queman una partitura, en medio del ensayo, en medio de todo el mundo, ante las risas de todos para hacerse (y perdonen la expresión) una puñetera gracia y para hacerse el gran protagonista de la noche… simplemente porque al nene no le gustaba la canción que estábamos ensayando en aquel momento. Menos mal que no era una costumbre, la de quemar partituras en un ensayo. ¿Pero qué se puede esperar de un ambiente en el que se toleraban este tipo de cosas? O beberse un cubata mientras se estaba ensayando. O fumarse un cigarro. No solamente en una de las pausas que hacía el Director para hacer una breve aclaración de la pieza que se estaba ensayando en ese preciso momento, si no que el músico, además, se fumaba el cigarro mientras los demás seguían tocando, dejando el cigarro encendido en uno de los tornillos del atril. ¡Con un par! Claro que, todos, todos... no lo hacían. Pero se toleraban este tipo de cosas. O llegar al ensayo: Si se cobraba esa misma noche, el músico se quedaba a ensayar. Y si no se cobraba, se marchaba sin ensayar hasta el siguiente ensayo, o hasta Dios sabe cuándo… En las actuaciones, muchas veces más de lo mismo... Si quieren más detalles, pueden echar al menos un vistazo a mi artículo: EL ENFERMO IMAGINARIO (Boletín Nº 31, Pág. 8 - 9). Todo esto puede dar una idea del ambiente en el que se desarrollaba la vida de las charangas (Bandas, para algunos). ¡Claro que también había muchas cosas buenas! ¡Faltaría más! Por eso mismo permanecí más de la mitad de mi vida allí. Y puedo presumir, incluso, de todo lo que aprendí estando, principalmente, en los Pekes. Pero para lo que estamos tratando, esas cosas buenas hay que dejarlas, por un momento, a un lado. Yo tengo muy claro que una Banda no es lo mismo que una Charanga, aunque algunos no lo noten o no quieran (o no les convengan) ver la diferencia. Las charangas suelen estar limitadas en el número de sus componentes, en la diversidad de instrumentos, en el repertorio (excepto cuando quieren equiparse o sustituirse por una Banda), en los objetivos a largo y a corto plazo, etc. Las Bandas y Las Charangas tienen, efectivamente, unas características distintas. Pero también tienen unas características, si no iguales, al menos muy similares. Porque en el comportamiento cívico son (o deberían ser) exactamente iguales. Y lo mismo ocurre, o debería ocurrir, para tener una cierta responsabilidad en ir a los ensayos (en mayor o menor medida), o en ser puntuales (también en mayor o menor medida) o para tomárselo en serio, y cuando digo en serio, me refiero a tomárselo responsablemente. Y no otra cosa. Porque el ambiente distendido también puede existir en una Banda de Música, mal que le pese a algunos que intentan argumentar lo contrario para ganar adeptos. Lo que pasa es que en una charanga, eso se entiende de una manera muy diferente, en el que cada cual puede hacer lo que le dé la gana y puede acampar a sus anchas. ¿O es que acaso lo único que importa verdaderamente es que, cuando llegue (por ejemplo) Jueves Santo, se nos vea única y exclusivamente con el uniforme? ¿Para qué ir a los ensayos y para qué preocuparse por hacerlo lo mejor posible, si a la gente que va a “escucharnos” le da exactamente igual? Hasta un niño cuando juega al fútbol con sus amigos, intenta hacerlo como si fuera un profesional, o al menos intenta parecerse. ¿O es que el niño va con la finalidad de empatar o de perder? Cuando se dice que yo exijo demasiado de los músicos, ¿qué se quiere decir exactamente, que con 4 o 5 piezas que se ensayen al año es suficiente? No, seguro que no. Quizá lo que se pretenda decir es justamente lo contrario. Que ese número es todavía demasiado y excesivo. Y que con esas 4 o 5 piezas tenemos suficientes para tocar, no ya en un año, sino TODOS LOS AÑOS. Si a la gente le gusta solamente esas piezas, ¿para qué molestarse en ensayar otras más? Yo creo que la gente es mucho más abierta y no pone tantas objeciones ni tantas dificultades (como muchos nos quieren hacer creer) para que se puedan tocar muchas más cosas de las que realmente se tocan. Creo, en todo caso, que son los mismos músicos los que, simplemente, ni quieren molestarse ni quieren tocar otras cosas diferentes. En estos dos tipos de formaciones, se hace antes que nada: MÚSICA, y no otra cosa. Y antes que nada, los componentes no son ni Curros ni Pekes, son Músicos, y antes que Músicos son Personas. Todo esto es lo que yo decía (y pensaba) hace ya más de 10 años. Y nadie quería aceptarlo. Lamentablemente, estas palabras que iban dirigidas a las charangas, podrían ser también aplicables, hoy en día, aunque en un contexto diferente, a la Banda. Sé que hay personas que no tienen ningún tipo de escrúpulo. Y seguro que hay directores qué podrían consentir todas estas cosas y, probablemente, muchas más. Pero tener que meter a mis alumnos en un ambiente tan extravagante como el que he descrito anteriormente: YO NO ESTABA DE ACUERDO. Y por eso hice todo lo que pude para impedirlo, sacrificando muchísimas cosas importantes en mi vida, haciendo enemigos por doquier, soportando críticas muchas veces totalmente injustas. Todo eso, precisamente, para que no ocurriera. Y desde entonces hasta ahora [hasta el día de hoy] no han faltado ocasiones para que se me ponga en entredicho y se manipule casi todo lo que yo diga y casi todo lo que yo haga. “Hago las cosas lo mejor que puedo según mi leal saber y entender, y pienso seguir con esta norma hasta el final. Si al final todo acaba bien, lo que se haya dicho contra mí no importa. Y si todo acaba mal, diez ángeles que juraran que yo tenía razón no servirían de nada”. [Abraham Lincoln / Presidente de los Estados Unidos / (1809 - 1865)]